«Estoy agradecida a los donantes que proporcionan el plasma para mi tratamiento. Sin ellos, no sería capaz de cuidar a los pacientes»
Ayesha, enferma de IDCV
De niña siempre me las apañaba para coger todas las infecciones, virus y demás que rondaran por los demás niños. Y fue algo que se prolongó durante mi adolescencia y durante la veintena. Me habían diagnosticado asma, pero nunca dejé que eso me frenara.
En 1999, me convertí en enfermera de salud mental y me especialicé en el cuidado de personas con la enfermedad de Huntington. Sin embargo, poco tiempo después descubrí mi verdadera vocación y me convertí en enfermera de salud mental para ancianos.
Lamentablemente, en 2003 contraje SARM respiratorio y me remitieron a un especialista. Tras muchas investigaciones, pruebas y una visita a especialistas en inmunología, en 2010 terminaron diagnosticándome con IDCV.
Con mucha paciencia y pruebas, terminamos encontrando un tratamiento adecuado y por fin vuelvo a estar recuperada. Todavía sigo trabajando la jornada completa y, gracias a un excelente equipo médico de apoyo, soy capaz de funcionar y vivir una vida plena.
A veces doy gracias a Dios por ser una profesional sanitaria, ya que me facilita mucho las cosas cuando hablo con mis médicos y el equipo de cuidado. Estoy agradecida a los donantes que proporcionan el plasma para mi tratamiento. Sin ellos, no sería capaz de atender a los pacientes ni tendría un marido maravilloso y dos preciosos hijos.